
2.- A trabajar. tenemos que frotar concienzudamente con ambos útiles, el estropajo para las zonas sin relive o con muy poco relieve y el cepillo para aquellas más iregulares como los surcos o tacos de la banda de rodadura. Aclararemos la goma para comprobar los resultados y volveremos a repetir la operación hasta que el resultado sea de nuestro gusto.
Tras cada aclarado hemos de dejar secar el neumático para poder apreciar con claridad su estado, ya que el brillo que presenta al estar mojado nos puede confundir. 3.- Una vez hemos repetido el proceso anterior hasta dejar el neumático totalmente limpio, y una vez seco, sólo nos queda devolver a la goma el brillo que ha perdido por el paso del tiempo. Para ello vamos a utilizar glicerina, un producto de la familia de los alcoholes, derivado del gliecerol, con grandes propiedades lubricantes y que se usa habitulamente para la elaboración de lociones y jabones. La glicerina la podemos comprar en cualquier farmacia y un frasco.
Para una mejor aplicación diluiremos la glicerina en alcohol, más o menos en las mismas cantidades y sin pasarnos con el alcohol ya que el alcohol puede resecar la goma. Se aconseja una proporción del 60% de glicerina y el 40% de alcohol. Con la ayuda de una brocha extenderemos generosamente la mezcla por todo el neumático y dejaremos secar. Una vez concluido el proceso observaremos con alegría el nuevo aspecto de las cubiertas de nuestra moto.
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